miércoles, 30 de marzo de 2011

Sotz’il en la Antigua

Por Paulo Alvarado
Revista D (Prensa Libre), 27 de marzo de 2011

Las noches del viernes 11 y del sábado 12 fueron de particular brillo durante el XI Festival de Cultura Paiz. En el espléndido espacio de las ruinas de La Recolección, en Antigua Guatemala, se pudo apreciar la presentación del espectáculo intitulado Oxlajuj B’aqtun, por el grupo Sotz’il.

Prácticamente sin mediar un texto —las recitaciones de la actriz que representaba a Q’uq’umatz eran de efecto ritual—, confiados a la esencia de la acción escénica y con la serenidad que caracteriza a los artistas de mejor oficio, los siete actores-bailarines-músicos supieron hilvanar su propuesta sobre ese tema en boga: el fin del ciclo que para los antiguos mayas se cumpliría, en nuestro calendario actual, durante diciembre de 2012.


Pero, lejos de las modas, lejos de los milenarismos, lejos del ofuscamiento con el que los mercaderes de la palabra emboban a los incautos con sus predicciones sobre el fin del mundo, lo que mostró Sotz’il estaba impregnado de lo que significa un buen espectáculo teatral: aquel que es capaz de mover el ánimo humano y comunicarle toda clase de afectos. Basada fundamentalmente en una danza llena de energía, así como un vestuario y un maquillaje vistosos, aunque con una línea musical austera, la obra estaba mucho más cerca del perenne drama de la existencia humana, que de una profecía sin sentido. Una concisa reflexión sobre el azar de la vida, el transcurso del tiempo, los conflictos, la violencia, e incluso el humor.

Qué tan a propósito, ahora que se cumplen siete meses del estéril homicidio de Lisandro Guarcax, antiguo guía e inspirador del grupo; sus asesinos no lograron nada. Qué tan a propósito, también, cuando hoy se cumplen exactamente 50 años del Día Internacional del Teatro. Qué tan a propósito, al momento en que el Estado guatemalteco pudiera promover a Sotz’il por los cuatro rincones del planeta sin excusarse en que no tiene recursos —para impulsar nuestras mejores manifestaciones culturales, desde luego—… Qué tan a propósito, cuando Guatemala está ungida de un arte tan vivo y de buena calidad, como el de Sotz’il.


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