miércoles, 1 de septiembre de 2010

Murciélagos de Luto: Como una sombra negra

Por Lucía Escobar
El Periódico, 1 de Septiembre de 2010


Así como van las cosas en Guatebala, voy a  irme especializando en obituarios.  Estamos condenados al eterno luto, a llorar y llorar muertos, a sacrificar a nuestros mejores hijos, a soportar injusticias, al miedo y a callar.
¡No lo puedo creer!  ¡Es increíble! ¡Es imposible! ¡No puede ser!, fueron los comentarios que más escuché el jueves pasado. Leonardo Lisandro Guarcax fue asesinado en su aldea natal, en el Tablón, Sololá. Un día antes había sido secuestrado mientras se dirigía a la Escuela Oficial de Chuacruz, donde era director. Lo encontraron con graves señales de tortura y ahorcado.
Lisandro, además de maestro, era artista, guía espiritual, promotor e investigador de arte prehispánico y un profesional del teatro, la música y la danza kaqchikel. Sus innovaciones en el arte maya, le habían dado fama internacional. Recién había regresado del Festival Riddu Riddu, en el norte de Noruega, convocado por la nación sami. No es la primera vez que miembros de Centro Cultural Sotz’il Jay son víctimas de la violencia. En mayo del 2009 mataron a Ernesto y Carlos Emilio Guarcax González, del mismo colectivo artístico.
El asesinato de Lisandro tiene varias lecturas. El hecho de que alguien como él sea visto como una persona no sólo merecedora de ser asesinada, sino también de que se le inflinjan  torturas típicas de la guerra, nos demuestra que la intolerancia y la injusticia mueven nuestro país. Que no hemos evolucionado nada, que no hemos aprendido nada, que somos peor que antes.
Es una pérdida irremediable y terrible para el país, la desaparición física de Lisandro es como una sombra negra que abre sus alas sobre nosotros. Me quedo con las palabras de Rosa Chávez: “Lisandro, sabemos que tu corazón está floreciendo, ya es neblina, lluvia, viento, sonido…”

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