viernes, 24 de septiembre de 2010

Cuando el arte cuesta la vida

Por Laura Corcuera
Periódico Diagonal (España), 24 de septiembre de 2010

EL 25 de agosto el director del grupo Sotz’il y maestro maya Lisandro Guarcax fue secuestrado, torturado y asesinado por un grupo criminal de Guatemala. El mundo de la cultura está consternado y exige que se investigue.
En septiembre las ciudades europeas esperan la llegada del otoño. El mundo de la cultura se reencuentra en salas y eventos. La televisión comienza nuevas series y anuncia coleccionables. Las páginas de las secciones culturales hablan de los próximos estrenos y ofrecen nutridas agendas. El 25 de agosto queda lejano y suena a vacaciones. Pero hay que recordarlo y contar lo que pasó.
Aquella tarde, en Sololá (Guatemala), Lisandro Guarcax, director del grupo Sot’zil y líder maya kachikel, se dirigía a la escuela oficial de Chuacruz de la que era director y educador. A finales de julio, Lisandro había estado con su grupo, y con la poeta K’iche’ Rosa Chávez, el ceramista Carlos Chaclán y el músico Ranferí Aguilar en el Festival Internacional de Pueblos Indígenas Riddu Riddu, en el norte de Noruega. Era la primera delegación guatemalteca que participaba.
Chávez y Guarcax hicieron además junto a otros artistas un seminario sobre el cambio climático desde el punto de vista de pueblos indígenas El 26 de agosto, el cuerpo del Lisandro Guarcax aparecía en la aldea Los Encuentros, Sololá, con una soga en el cuello, atado de pies y manos y con señales de tortura. Los grupos criminales abundan en Guatemala y en gran parte de Centroamérica y están ligados al narcotráfico, a la oligarquía terrateniente, a la Policía, al Ejército y también a las empresas transnacionales. Hacer y decir determinadas cosas cuesta la vida, y más si eres indígena. Guarcax era guía espiritual, investigador de arte maya prehispánico, profesional del teatro, la música y la danza kaqchikel, y también padre de un niño de siete años y de una bebé recién nacida. Su asesinato es político y racista. “Todo apunta a que la razón de su muerte está vinculada a su pertenencia al grupo Sotz’il”, afirmó la periodista Carol Zardetto en El Periódico.
Con Lisandro son tres los miembros de la familia Guarcax asesinados. Sus primos Ernesto y Carlos Emilio, también del Centro Cultural Sotzil Jay, fueron asesinados en 2009. El mundo de la cultura está de luto y consternado por su muerte. Artistas, organizaciones indígenas, sociales y campesinas acaban de redactar un comunicado público de denuncia: “Este hecho criminal inaceptable afecta profundamente a la cultura y al arte en Guatemala, visibiliza una vez más el clima de violencia y zozobra que vivimos, la represión y criminalización brutal hacia los pueblos y las voces generadoras de conciencia y la intolerancia hacia un mundo distinto”.
El documento, que se puede suscribir enviando un mail (tucorazonflorece [arroba] gmail.com), exige al Estado de Guatemala y al sistema de justicia nacional e internacional que su muerte no quede en la impunidad y que se agilicen las investigaciones. En 2009, las muertes por violencia superaban las 6.450 personas.
Guatemala sigue desangrándose. Pierde a su gente cada día. Arrastra la segregación de los pueblos indígenas y el racismo de Estado, arrastra el genocidio reiterado. Guatemala también arrastra la impunidad, el saqueo y la indolencia de organismos internacionales.
Escena de la ‘Danza de los Nawales’.
El calendario sagrado maya consta de 20 nawales.
Esta danza representa armonía, respeto y unidad
entre la naturaleza y el ser humano GRUPO SOTZ’IL

Romper el ninguneo
Cuenta la historia maya que en El Tablón de Sololá los primeros abuelos kaqchikeles, Gagavitz y Zactecahu, recibieron en Iximche’ el fuego como símbolo de la sabiduría por parte del dios murciélago Tzotziha Chamalcan. La gente de Sololá guarda mucho respeto al Sotz’il (murciélago). De ahí el nombre del grupo que dirigía Guarcax. Hablando con los abuelos y abuelas de El Tablón, el grupo Sot’zil aprendió a construir instrumentos, a bailar y a contar historias kaqchikeles con música de marimba, flautas, pitos, tambores, ocarinas, códices, chinchines, caracolas... Su intención con el teatro era “representar las cosas trascendentales para nuestras comunidades”, expresó Guarcax. Su primera danza no se estrenaría en un teatro, sino ante el círculo de ancianos de Sololá.
El artista maya huía de algo: “Nunca convertir nuestro arte en un folclor. La única forma de que nuestra propuesta no sea folclorizada es construirla a partir de un sentido político”. El grupo Sotz’il habla de política desde la percepción de la cosmovisión maya: “Sólo así es posible la reivindicación de la cultura original a través del arte”. En 2001 el grupo creó el centro cultural Sotz’il Jay. Con otros colectivos de arte han impulsado en Guatemala un movimiento de la Juventud Indígena que promueve el arte del pueblo maya a través de la investigación y la práctica del teatro, la danza y la música.
El periodista Javier Payeras escribió: “En poco tiempo [Lisandro Guarcax] logró que Sotz’il consiguiera romper con los paradigmas de discriminación y ninguneo que aún prevalecen en el re-colonizado panorama cultural de nuestro país. Artistas de origen indígena que han llenado de asombro a su público, apostando por un teatro experimental que emerge de las raíces más profundas de eso tan propio y tan exacto que es la poesía”.
Sobre el interés creciente que el centro ha provocado en niños y jóvenes, Guarcax contaba: “A veces nos preguntan ‘¿Así era cómo bailaban los antiguos mayas?’, la respuesta es no. Somos mayas, pero nuestra danza se ubica en la duodécima era de nuestro calendario. Nuestra danza es maya, respeta mucho los elementos de nuestra cultura, pero no se puede comparar con otro tiempo y otro espacio”.
Además de un gran repertorio de música maya kaqchikel, el grupo Sotz’il ha montado dos obras teatrales que han transcendido Guatemala y Centroamérica. Su primer trabajo fue Kaji’ Imox, una obra épica, homenaje a la vida y a la resistencia de los Ajpop, últimos gobernantes kaqchikeles, Kaji’ Imox y B’eleje’ K’at, ante la invasión de la ciudad de Iximche’ por el español Pedro de Alvarado entre 1524 y 1530.
Para Víctor Barillas, que dirigió la obra, la manera de hacer teatro de Sotz’il es distinta: “Tuve que quitarme todo el conocimiento del teatro tradicional, hubo que desoccidentalizar el teatro para lograr presentar una dramática propia y congruente con el discurso de lo que heredaron los abuelos. Una evolución en la manera que se transmiten las tradiciones y las historias en la modalidad oral”.
El grupo también montó Ajchowen (El Artista), basada en el libro sagrado Popol Wuj, donde se cuentan las aventuras de Jun B’atz (primer hilo del tiempo) y Jun Ch’owen (primer sonido), los creadores de las artes según la cosmología maya. Y las danzas Jun Ajpu’e Ixb’alamkej, y La danza de los Nawales. Además de participar en el Festival Riddu Riddu de Noruega, el grupo ha producido su primer disco, Jom kamasotz. Estas semanas miles de personas le dicen a Lisandro Guarcax “tu corazón florece”. Sirvan estas páginas de homenaje y también de denuncia.

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