viernes, 24 de septiembre de 2010

A Leonardo Lisandro Guarcax

Por Rosa Chávez, escritora y dramaturga maya k'ich'e
Periódico Diagonal (España), 24 de septiembre de 2010

Lisandro, las marimbas, las sonajas y las caracolas te están dando la bienvenida a la dimensión de las abejas y las mariposas, grandes abuelas y abuelos te acompañan y alumbran con ocotes el camino, está sonando un tambor gigante y tu voz rebota en las cuatro esquinas del universo.
Gracias por tus palabras sabias, por tu legado artístico, por ser amigo, guía y hermano, tu fortaleza y tus sueños siguen con nosotros, en nuestros corazones están los recuerdos que vivimos como semillas, es difícil entender la mala muerte, esa que deviene del desequilibrio y la maldad, da rabia y da coraje, pues históricamente han querido silenciar las voces generadoras de cambio de las formas más atroces, el dolor corre por mi sangre, por nuestra sangre, pero también la luz que deviene de tu espíritu, que ya es latido de viento, sonido infinito, estrella, neblina, susurro de tiempo…

Las piedras fuimos marcadas con hierro candente
quemados nuestros ojos
vimos con la mirada volteada
agujeros negros
tragándonos en la infinidad
la muerte chineaba nuestra desgracia
su perro lamía nuestras heridas
escupiendo
nuestra conciencia lacerada
ya el sabor de la tierra no era el mismo
los frutos caían antes de madurar
a escondidas fuimos creciendo
gota a gota en lo profundo de las cuevas
así fue como nos envolvió el silencio
del gran comienzo.

Que mi corazón florezca cuando deje de bombear tinta roja, que le salgan espinas pequeñas y flores amarillas, que lo pinten con nij y le hagan dibujos de animales y pájaros bicéfalos.
Chtuxan ta b’a ri nuk’u’x are chi chutanab’a’ uk’aqik’ kaqa ja’, chel ta b’a uk’ixal q’ana usi’j, chtz’aj ta b’a ruk’ nij chb’an ta b’a retz’eb’alil kuk’ awajib’ tz’ikin kakab’ kijolom.
Que mi corazón se deshaga en la tierra y crezca en un árbol de pino, que mire por los ojos de un búho, que camine en las patas de un coyote, que hable en el ladrido de un perro, que sane en el cuarzo de las cuevas, que crezca en los cuernos de un venado.
Chja’r ta b’a ri nuk’u’x pa ri ulew chk’iy ta b’a pa jun chaja che’, chka’y ta b’a pa uwach jun tukur, chb’in ta chi uwi’ raqan jun utiw, chch’aw ta b’a chi upam ujayjatem jun tz’i’, chkunataj ta b’a pa ri saqrab’ajil ri jul, chk’iy ta b’a pa ruk’a’ jun masat.
Que mis corazones sean amarrados con una serpiente de colores para que no se confundan de dueño, para ponerles seña, para volver a encontrarlos en el camino de aquí a otros mundos.
Chexim ta b’a ri wanima ruk’ jun xolo’pa kumatz are chi man ksach ta ri ajchoq’e, kkoj retal, arechi kkariq chi jun mul qib’ pa jun chi k’olib’al.

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