Cuando el director de cine Elías Jiménez inició el
proyecto para filmar Maya, donde nace el Sol, Casa Comal comenzó a buscar un
compositor indígena, porque la película se enfoca en la cultura ancestral.
“Al principio tuve dudas de aceptar, porque necesitaba
verla antes de decidir participar en algo en lo que no estuviera de acuerdo. Al
observar la película, me decidí y compuse los temas: la introducción, el
argumento y el final, además de varias piezas pequeñas para violín, piano y
guitarra”, explica.
“No puedo dejar de mencionar a otros músicos que
participaron en este trabajo, como la cantante Gervin Galicia, quien interpreta
varias canciones; Fernando Vásquez, con la marimba; Armando Buchán, con vientos
y los instrumentos de Carlos Chaclán, que aportaron muchos efectos”.
La característica de sus composiciones es la fusión de
lo autóctono con lo clásico, pero también con jazz y rock. En una sociedad
bastante conservadora, sus propuestas han sido cuestionadas, especialmente al
fusionar estos ritmos con la marimba.
Su estilo de composición surgió como consecuencia de
sus diversas experiencias. Fue director artístico del grupo Sobrevivencia, que
incorporó los idiomas mayas a la interpretación de música rock, fusionada con
reggae, country, sones criollos y música de marimba.
Historia y ficción
La trama de la película mezcla la historia reciente y la pasada con una obra de
ficción creada por el cineasta. Se inicia con la invasión española, transita
por las etapas más represivas de la historia y termina cuando los mayas logran
encontrar un espacio de poder que hace renacer su cultura.
Los represores del pueblo indígena son representados
inicialmente como soldados españoles, quienes se transforman en el ejército que
masacró a poblaciones indígenas hace algunas décadas.
Los espíritus ancestrales también son representados en
esta producción cinematográfica, donde aparecen como los protectores del pueblo
maya que terminan con los soldados.
Concierto con la estudiantina
Para Job Sis es importante participar en eventos gratuitos. Durante todos los
años de su trayectoria ha mantenido vigente el compromiso con los sectores más
excluidos y considera de gran relevancia que la música de calidad pueda llegar
a todos.
De ese compromiso y de la necesidad de rescatar
algunas costumbres que comienzan a perderse surgió la obra Tradiciones
moribundas, que la Estudiantina de la Universidad de San Carlos de Guatemala
presentó el 22 de junio, en conmemoración del centenario de Jacobo Árbenz
Guzmán.
“Esta obra nace de dos situaciones: el recuerdo de los
toques de campana que se hacen en mi pueblo para anunciar cuando hay un difunto
y la situación actual, donde todas esas tradiciones se van perdiendo. Antes,
cuando moría un indígena, las campanas tocaban determinado ritmo; igual cuando
moría un niño. Actualmente solo quedan dos toques: para cuando muere un adulto
y cuando muere un niño”.
El niño que escuchaba música en la cofradía
Job Sis llegó a la capital becado por el Instituto Indígena Santiago, de la
orden Lasalle, para estudiar los básicos. “Traía una formación musical, sobre
todo en marimba, pero no conocía que la música puede ser un espectáculo ni su
componente académico”, refiere.
Fue el maestro Dionisio Arévalo quien le sugirió que completara su formación en
el Conservatorio Nacional de Música, adonde comenzó a asistir cuando ya había
completado el tercero básico.
Su relación con la música data de su primera infancia,
porque es hijo de dos cofrades. Sus primeros años transcurrieron cerca de las
cofradías, donde pudo observar a sus primeros maestros, dos marimbistas
llamados Francisco Hernández y Juan Vásquez, quienes tocaban desde las seis de
la tarde hasta las seis de la mañana en las actividades de la cofradía, unas
tres veces por semana.
Comenzó a acercarse a estos músicos, quienes le
enseñaron los primeros secretos de la interpretación y contribuyeron a formar
su vocación de músico y compositor.
Licenciado en Música por la Universidad de San Carlos, nunca ha dejado de
estudiar y de actualizarse, pero también mantiene vigente el interés por sus
ancestros y una de sus actividades principales es recopilar todos los elementos
de la música autóctona que puedan enriquecer su trabajo.
Aunque durante su etapa de formación adquirió muchos
conocimientos de la cultura occidental, este compositor achi´ jamás ha olvidado
sus raíces, y comenta: “Tuve mucha suerte con mi nombre, porque mis padres me
bautizaron como Job por su fe católica, pero este nombre también es el del rey
en el Rabinal Achí y significa cinco. Sis significa pizote, de manera que mi
nombre significa Cinco Pizote”, cuenta.
En esa línea de reivindicación, en 2011 fue objeto de
un hostigamiento laboral con fuerte contenido racista. Inmediatamente interpuso
su demanda ante la Comisión Presidencial contra la Discriminación y el Racismo,
donde el fallo fue favorable a su posición.
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