Por Siglo 21
La recuperación de la cultura ancestral, divulgando
expresiones artísticas vivas que surgen en las comunidades rurales e indígenas
es el objetivo del movimiento Ri Ak´u´x, que agrupa a creadores artísticos de
casi todas las etnias y culturas rurales de Guatemala.
El cineasta y artista
de los barriletes de Sumpango Victorino Tejaxún, uno de los organizadores del
movimiento, cuenta que este se constituyó para dar continuidad al legado de
Lisandro Guarcax, quien dedicó su vida a investigar y recopilar elementos del
arte prehispánico que se integran en el trabajo de Sotz’il, grupo fundado por
Guarcax.
Otro organizador, Otto
Xitumul, afirma que han unificado a agrupaciones de diferentes comunidades
lingüísticas y orígenes, comprometidas con la recuperación del arte de los
pueblos originarios, “conservada por nuestros abuelos y abuelas”.
Benigno Simón,
compositor y representante del grupo de rock maya Aj Batz´, señala que el arte
indígena debe tener relevancia en una sociedad multicultural como la de
Guatemala. Según dice: “Enfatizamos en que la expresión artística de los
pueblos indígenas no es una muestra de folclore, sino de arte vivencial”.
“Una historia de
despojo y opresión ha sido el cimiento para que los pueblos originarios
fortalezcan su identidad común, y en este caso esto se manifiesta a través del
arte”, afirma Simón.
Los rostros de
Ri Ak´u´x
El movimiento aglutina a mayas de todas las etnias de Guatemala, quienes se
expresan a través de las más variadas manifestaciones artísticas: cine, danza,
teatro, música ancestral y rock maya, artes plásticas y fotografía entre otras.
Dos de ellos son
Verónica Salcaxot, una de las primeras mujeres mayas que se dedica al cine y
Edgar Calel, joven artista visual de Comalapa.
Ella es una joven que
aparenta ser reservada y seria, aunque a los pocos minutos de platicar, la
sonrisa brota de su rostro. “Comencé estudiando Comunicación en la Universidad
Mesoamericana de Xela, donde nací y me crié. Realicé estudios de teatro y luego
gané una beca para aprender cine en Casa Comal, patrocinada por la Embajada de
Noruega”, cuenta Verónica.
No se considera una
feminista radical, pero la problemática de las mujeres y las teorías de género
son dos elementos constantes en su formación y en su trabajo cinematográfico.
Como parte de su vínculo con los temas de género, la cineasta participa en un
colectivo llamado Lemow (espejo, en kakchiquel), integrado por mujeres mayas.
Según la cosmovisión
Maya, no debe existir división entre los hombres y las mujeres, “que son
complementarios, por lo cual los compañeros han apoyado mucho la existencia de
este colectivo”, afirma Verónica.
Al preguntarle sobre el
cine maya, que hasta hace muy poco tiempo era inédito en Guatemala, menciona
que es parte de un colectivo llamado Grupo Red de Cineastas Mayas (Recma), con
participantes de diferentes etnias.
Su visión sobre el
quehacer cinematográfico la resume en estas palabras: “Todos tenemos historias
que es importante dar a conocer, denunciar y mostrar nuestra historia pasada y
reciente, tanto lo negativo como lo positivo, que también existe. Queremos ser
hombres y mujeres que aporten a la cultura de nuestros pueblos mayas y de
nuestro país. Así veo el cine”.
Édgar Calel, integrante
del proyecto Kamin, de Comalapa, es un artista que ha colaborado con el
movimiento. Durante un tiempo, fue a todas partes llevando colgada de su cuerpo
una piñata en forma de quetzal, que canjeó por un trabajo suyo. Nacido en
“tierra de pintores”, es hijo de Pedro Calel, artista representativo del
municipio.
Estudió en la Escuela
Nacional de Artes Plásticas (ENAP) y obtuvo una beca en Nicaragua. Ha estudiado
en academias de Argentina y Brasil. Ahora alterna el trabajo agrícola en la
propiedad familiar con la experimentación artística.
“En la casa vivimos 13:
padres, abuela, hermanos y yo. Todos pintamos y todos trabajamos la tierra”,
afirma y agrega que la solidaridad es una práctica sin compromisos pero
recíproca entre los pueblos mayas.
Es maya kakchiquel, por
lo cual practica la espiritualidad ancestral. “Hemos perdido la sensibilidad de
lo sagrado que puede ser cada momento. Cada acción que realizamos es un
ritual”, afirma Edgar, quien considera que en el panorama político actual no
hay opciones para la juventud.
En cuanto a la
situación de los jóvenes y el futuro, considera: “Te diseñan la vida para
estudiar, graduarte y trabajar, pero después resulta que no hay empleos ni
oportunidades. Lo que uno desea es que todos los que estamos trabajando podamos
tejer un mundo donde el futuro sea más colectivo”, concluye.
Así lo dijo:
- “La
primera vez que uno escribe, casi siempre se refiere a su vida”— Verónica Antonieta Sacalxot Chojolá, cineasta k’iche’
- “Respirar
diferentes aires me ha dado más seguridad y una visión más amplia.”— Edgar Calel, artista visual