domingo, 13 de julio de 2014

Armonías ancestrales

Gratitud, alegrías,  oraciones y tristezas se convierten en notas sonoras al toque de tambores, flautas, violines, pitos y marimba. Desde la época de esplendor de la cultura maya, durante la Colonia y hasta la actualidad, una de las expresiones más características y notables de los pueblos indígenas es la música.

Por Prensa Libre
Los instrumentos musicales con los que se interpretan tradicionales melodías, y en ocasiones cantos, han estado siempre en rituales agrícolas, como la siembra y cosecha del maíz, la búsqueda del mundo espiritual y la musicalización de relatos históricos transmitidos de generación en generación.

Como sucede con el sincretismo religioso en Guatemala, los instrumentos de los que se desprenden las notas musicales autóctonas, han tenido su origen en la cultura maya o hispánica, pero indistintamente de dónde provengan, siguen siendo el medio para enlazar armonías, cosmogonías y realidades que mantienen vivos a los antepasados, pero que también sirven como un puente de comunicación mística.

Viene del cuerpo
La música instrumental probablemente no sea tan antigua como la vocal, y tendría su origen en el ámbito del ritual mágico, explica el musicólogo, compositor y director de orquesta Dieter Lehnhoff, en su libro Creación musical en Guatemala.

Los primeros instrumentos de percusión utilizados en la danza fueron las mismas partes del cuerpo: las manos para aplaudir rítmicamente, batir contra el pecho, muslos y glúteos, o los pies para crear ritmos al golpear el suelo.

Dos nutrientes
“El instrumentario musical maya precolombino consta principalmente de idiófonos, aerófonos y membranófonos, explica Lehnhoff. Los primeros producen el sonido por la vibración del propio cuerpo sin el uso de cuerdas, membranas o columnas de aire; por ejemplo, las maracas, caparazones de tortuga y tambores de hendidura como el tum o teponaztli.

Los aerofónos producen el sonido por la vibración del viento y de la masa de aire en su interior, como las flautas de caña o hueso llamadas xul en idiomas mayas; pitos y mirlitones, caracoles marinos (strombus gigas) y trompetas largas de madera, como se ve en los murales de Bonampak o utilizadas en el siglo XIX en las representaciones del Rabinal Achí, en Baja Verapaz.

Los membranófonos son los instrumentos cuyo sonido lo produce la vibración de una membrana tensa llamada parche, hecha de piel o sintética, como los huehuetl o tambores de uno o dos parches, antiguamente de piel de venado, que se tocaba con las manos, y ahora con baquetas forradas de caucho en uno de los extremos.

Entre el aporte hispano a los instrumentos autóctonos está el adufe, especie de tambor existente en el área queqchí, y la chirimía, ambos de origen árabe. El violín, que se conoce como rabé o rabel, y el arpa y guitarrilla.

La marimba diatónica o sencilla constituye un tema en sí, pero basta indicar que según investigadores este tipo de instrumento no existe en otra parte del mundo. Esta originó la marimba cromática o de doble teclado llamada cuache o gemela, cuya adaptación se atribuye a los maestros Julián Paniagua y Sebastián Hurtado, en 1894.

El tum
Es un cilindro de madera de hormigo vaciado,  con una ranura en forma de H.  Se toca percutándolo con una baqueta con cabeza de caucho. En la antigüedad su toque era guerrero.  En la fotografía, el tum usado para la música de la danza prehispánica del Rabinal Achí, que se representa en Rabinal, Baja Verapaz.

Sonido aviar 
Los instrumentos de viento iq’ o xul, incluyen ocarinas y flautas de barro. Imitan el trino de los pájaros.

Tambor  y  chirimía
 Cojom es la palabra en  kaqchikel para designar al tambor. Es un cilindro de madera cubierto en sus extremos por dos piezas o parches de piel de cordero y res, antiguamente de piel de venado, que se golpea con baquetas con cabezas cubiertas de caucho.  La chirimía, de origen moro, fue traída  a estas tierras por los españoles.  es un instrumento de caña doble: un cilindro metálico introducido en otro de madera con seis agujeros. Su sonido, producido por una lengüeta doble de hoja de palma se parece al del oboe. Su toque es totalmente ritual.

Adufe y violín
 Llegaron a    Guatemala con los  españoles. El adufe, de origen árabe, es un marco de madera de un pie por lado, forrado por ambas caras  de piel de  venado o cabra, que se percuta con los dedos y la mano.  El violín  conocido como rabé o rabel, tenía  cuerdas  fabricadas del intestino de la res o gato, actualmente se le adaptan las cuerdas  metálicas para  guitarra.  Tomás Cuxum y Pío Ixtecoc, de Rabinal,  Baja Verapaz, llevan 37 años tocando estos instrumentos.

Marimba sencilla 
Se deriva de la de tecomates.  De origen mesoamericano, su estructura tonal corresponde  a las teclas blancas  del piano.

Flauta y tamborcillo
En  idioma achi’, la música producida por estos instrumentos se conoce como motzaj ajeq’ab —música para el cielo—. Alberto Burrero (80), de Rabinal, Baja Verapaz, la  interpreta cuando llega el solsticio, para recibir el sol  cada día, en las colinas o el campanario del templo  católico.

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