viernes, 12 de julio de 2013

No Somos Mentirosos



Por: Q’eq Utiw


El hermano hombre blanco nos dice “mentirosos”. Pues argumenta no ver ningún cambio como esperó.

El día del Oxlajuj Baqtún todo fue normal, el sol salió y se ocultó en el mismo lugar…
¿Y la Era de Cambio?… hasta la fecha; lejos de mejoras, todo esta peor. ¡No hay cambio ni indicios de paz!. Así nos dicen y Sarcásticamente complementa: los mayas han fallado con sus profecías…

El hermano hombre blanco no sabe que los ancestros no profetizaron, Sino calcularon como todo científico astrónomo, el conteo del tiempo.

El hombre blanco hasta no hace más de 600 años decía que la tierra era plana; Y que era el centro del sistema solar y del universo.

Nuestros abuelos por su parte, hace más de 5000 años ya conocían el universo y la Vía Láctea; por consiguiente determinaron al tiempo como ciclos que se repiten, que comienzan y terminan y vuelven a comenzar, como toda vida…¡Eso fue lo que pasó precisamente ese sagrado día!.

Pensamos que, como ese día el hombre blanco se nos acerco más de lo acostumbrado, quizá iba aprender y comprender algo.





¡Pero en eso si nos equivocamos…!

Ese día el Hombre blanco se escondió de sus profecías apocalípticas; de sus temores creados por él mismo, de su religión e ideal sistemático pero siempre consumista; y se refugió alrededor del sagrado fuego entre nosotros. Porque nosotros no profetizamos el fin, sino determinamos un  comienzo.

El hombre blanco difícilmente comprenderá la sabiduría de nuestros abuelos,  no importa cuanto trate de estudiarlo, investigarlo y comprobarlo. Pues la sabiduría de nuestro pueblo no es para quien cultiva inteligencia sino para quien cultiva humildad.  La sabiduría de nuestro pueblo no se aprende en Harvard, Orleans, Salamanca o cualquier otra universidad; se aprende en el corazón de la familia de valores  ancestrales, alrededor del sagrado fuego, en las montañas que guardan el conocimiento, en los valles que hacen germinar esperanza… En los ancianos iletrados, que a falta de inteligencia son tan sabios. En los abuelos que caminan  a través de los cuatro elementos; en el ciclo de vida de una hermana planta o de un hermano animal.

Por eso el hombre blanco difícilmente la conocerá y la comprenderá…
Así que lo más fácil es: llamarnos mentirosos.



Hermano blanco: no esperes el cambio, ni lo busques en tus investigaciones,  o estudios, el cambió está tan cerca que lo llevas dentro; está en cada uno de nosotros, de ti como de mi…

Tus abuelos sabios como los míos nos heredaron a ambos incontables claves para llegar a tener paz, plenitud y prosperidad armónica, pero hemos hecho caso omiso aunque las sepamos de memoria y las recitemos, lamentablemente no  las entendemos o creemos  testarudamente no comprender.

El cambio mi hermano no llega con el despertar  de un nuevo sol, sino con el despertar del espíritu.

El cambio no llegará solamente con el fin de una era y el comienzo de otra, sino con el fin de tus siete vergüenzas (orgullo, ambición, mentira, crimen, ingratitud, ignorancia y envidia) y el comienzo de tu sabiduría.

El cambio no lo hará Dios, sino tú y yo, cuando verdaderamente entendamos el significado de la palabra respeto y el amor se haga presente.

El cambio no lo podrás ver ni decir ahí está o aquí está, ni vendrá vestido de Espíritu milagroso o Ángel. Porque el cambio no llega  sino sale de adentro hacia afuera.
El cambio no solo lo harás tu ni solo yo, sino ambos, cuando entendamos de una vez por todas que por nuestras venas corre el mismo color de Sangre, que el padre sol es el mismo que nos ilumina, que es la misma lluvia que riega nuestros campos; que es el mismo aire que  acaricia nuestra vida y que la estamos perdiendo.

El cambio llegará cuando ambos respetemos la vida. La vida de nuestros semejantes, la vida de nuestra madre tierra, la vida de los elementos naturales; la vida de nuestro universo mismo; y de una vez por todas entendamos que todos somos y valemos igual. Igual a una piedra o a un insecto como a una planta, como al aire, como a la montaña como al cerro. En esta creación nadie tiene más ni nadie menos, es más ¡aquí nadie tiene nada!, y por consiguiente  somos hermanos pues somos hijos del mismo Dios que nos ha dado a todos por igual, ¡la vida!.

Cuando al fin entendamos estos sencillos principios, ¡Hermano Hombre Blanco el cambio llegará!, entonces ¡la nueva era iluminará!, ¡y la paz vendrá!, y ya no habrá necesidad de ninguna  ley porque  nuestra única  ley será el Amor.

Hermano hombre blanco, no somos mentirosos. El cambio del que se habló puede estar tan cerca o tan lejos de suceder; podremos tener tiempos mejores o seguir matándonos a nosotros mismos, ¡ojala no sea tarde y lleguemos a entender esto a tiempo! “El Saq B’ey  depende de ti y de mí…”


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