Por Jorge Sierra
El lunes 31 fue el día para escuchar nuevas estéticas sonoras.
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Con
motivo del LXVI Aniversario de la Carta de las Naciones Unidas, en la
Gran Sala del Centro Cultural Miguel Ángel Asturias, fueron presentados
el grupo guatemalteco Sotz’il, y después a la banda de la compositora y
cantante de Noruega, Mari Boine. Esta fue la oportunidad de redescubrir a
un grupo que lleva casi un año en busca de recuperarse tras el
asesinato de su fundador y líder, Leonardo Lisandro Guarcax, y luego de
conocer en vivo a una artista con fuertes credenciales internacionales,
que manifiesta el sentir del pueblo sami.
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Sotz’il, mostró esta vez su lado enteramente musical. A base de una
instrumentación autóctona, como la marimba, flautas, silbatos, caparazón
de tortuga, concha de caracol, tun, tambores, raspador y otros, con la
que presentaron piezas como, Sik’ini’k, Ajkun, Jom Kamasotz, Q’ojom, Xul
kej y Ch’a’oj. En ellas, uno descubre esa fuerte base de la percusión.
Ahora bien, las composiciones responden a otra estructura. Aún no tan
occidentalizada y eso es algo que se le debe valorar pero también
entender. No se debe comparar con algo conocido. Sucede que se inspiran
en los sonidos de su entorno de vida, desde melodías de marimba que
nacen en caseríos hasta los sonidos de pájaros o de esos que arrebata el
viento de algún lugar. Todo, abordado con la complejidad de emociones,
aspiraciones y prácticas espirituales que les embarga. En suma, es
música neomaya, por tanto con voz genuina, introspectiva y atmosférica.
Hay que seguir de cerca a este grupo, que no parece dar muestras de
fatiga ni de rendición creativa.
En cuanto a
Mari Boine, tomó mucho del nuevo álbum
"Áiggi Askkis - An Introduction To Mari Boine". Su voz amable, con gorjeos norgermánicos que con falsetto y efectos
sonoros suena espectral o misterioso y milenario. Y unas armonías
originales que guardan nexos con sus raíces étnicas y las del jazz, rock
y música electrónica, sin dejar de lado el folk acústico. Si bien tanto
cantante, como trompetista (Gunnar Halle), bajista (Kjetil Dalland) y
guitarra eléctrica (Roger Ludvigsen) echaron mano de efectos de pedal,
eso sirvió para ampliar la paleta sonora y beneficiarse de los tambores
tan diversos como efectivos de Aage Gunnar. Esta fue la ocasión para
escuchar y conocer directamente a esta cantante y sentir de frente una
música original, poderosa y sorpresiva.
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