Por Carla Natareno
Cuando la noticia de la muerte de Lisandro, miembro del grupo de danza Sotz’il empezó a circular entre familiares y amigos, todos la recibieron con estupor e incredibilidad. Nadie encontraba razones para entender los motivos de su asesinato.El miércoles 25 de agosto sucedió el secuestro. El artista llamó a su familia para informales que sus captores pedían Q500 mil a cambio de su libertad. Desde ese momento, su familia empezó a buscar la cantidad de dinero, pero no logró reunirlo. Los captores al no recibir el monto disminuyeron el precio establecido, pero no se consiguió. Al día siguiente, el cuerpo del artista apareció con señales de tortura en el territorio de la aldea Los Encuentros, Sololá.
La noticia corrió, y el medio artístico del país recibió la información con tristeza, expresando que la violencia que vive el país es intolerable y la pérdida de Lisandro dejó un vacío. Vitalino Tejxun, colaborador del grupo Sotz´il, entregó a diferentes medios de comunicación una nota de prensa en la que indica que el padre de Lisandro durante su sepelio el viernes pasado dijo: “Mi hijo vuelve a la Madre Tierra como dador de vida”, mientras que Audelino Sajvin, Ajq’ijab.
Un artista, un hombre
En julio pasado, varios artistas guatemaltecos viajaron a Noruega para participar en el Festival de pueblos indígenas Riddu Riddu. Por primera vez, Guatemala fue parte de este encuentro, con la presencia de Sotz’il, la poeta Rosa Chávez y Ranferí Aguilar.Aguilar comparte que “la primera vez que vi a Lisandro fue en el Centro Cultural Miguel Ángel Asturias, cuando el grupo Sotz´il presentó Ajchowen, una obra de teatro, danza y música basada en el Popol Vuh e interpretada completamente en kaqchikel. Desde ahí me di cuenta de la intención de una expresión diferente. Algo que no había visto antes en Guatemala en el campo musical, un deseo de conectarse con expresiones artísticas prehispánicas por parte de un grupo auténticamente maya.
Durante su estadía en Noruega, Ranferí tuvo la oportunidad de compartir con Lisandro, período de tiempo en el que conoció su trabajo, su historia y sus motivaciones.La poetisa K’ich’e, Rosa Chávez, cuenta que Guarcax “era en principio un gran ser humano, con un corazón y una sonrisa que resonaba como sonajero, un gran artista maya, amigo y hermano. Responsable de un trabajo artístico serio y consciente, generador de sueños y acciones desde el arte para la transformación del país y de la sociedad”. También lo considera como un noble educador, comprometido con la niñez y la juventud y con las causas de los pueblos indígenas. “Visionó cambios profundos y trabajó fuertemente para hacerlos realidad desde la música, la danza, la poesía, el arte ancestral, que junto al grupo Sotz’il puso en escena en la contemporaneidad como un legado ahora para las generaciones presentes y futuras”, comenta Chávez.
Ana Rosa Orozco, de la Dirección de las Artes del Ministerio de Cultura, relata que cuando conoció a Guarcax y al grupo Sotz’il en 2007. “Él entró sonriente y energético con su mochilita a la oficina del Teatro Dick Smith del IGA. Ese año trabajamos por una presentación de Ajchowen, El artista, en conjunto con Sotz’il , IGA y la Embajada Americana”, cuenta la gestora, agregando que quedó impresionada con el trabajo y expresividad del grupo.
Su muerte deja un sabor amargo
El artista plástico Benbenuto Chavajay, describió a Lisandro como un ser silencioso, “similar a un guía espiritual que reflexiona y percibe las cosas”. A esa idea, el músico Ranferí Aguilar agrega: “Cuando me enteré de su muerte me impresionó mucho; aún mi mente no termina de explicarse cómo puede darse una situación tan absurda, terrible y totalmente inaceptable. La violencia es la peor opción que puede escoger un ser humano; no soluciona nada, sólo nos vuelve miserables como sociedad y como seres humanos”, expresa. Rosa Chávez agrega que “lo sucedido a Lisandro Guarcax es un crimen de los más crueles contra el presente y el futuro del pueblo Maya y de todo el país. Exigimos justicia”.Orozco confiesa que la inesperada muerte de Lisandro, le ha producida una gran tristeza e indignación como persona, como gestora, y como artista. “Este hecho de sangre repudiable ha dejado a dos niños huérfanos de padre (un niño de 7 años y un bebé recién nacido), ha producido a su esposa, a su familia y a toda la comunidad artística una gran tristeza y desconsuelo”, comparte Orozco, que acudió al sepelio del artista el cual fue concurrido por una gran multitud que incluía su familia, amigos, maestros, alumnos de la escuela, artistas y técnicos.
También asistieron miembros de artes escénicas, gestores culturales, algunas embajadas, Ministerio de Cultura y Deportes, algunas binacionales y toda la comunidad de El Tablón, Sololá.Para Chavajay la muerte de Lisandro es una pérdida similar a la que sucedió con el escritor Luis de Lión. “Se debe investigar su muerte. Nosotros somos artistas y no empresarios ni gente con dinero, trabajamos para nuestras comunidades. Ahora sus amigos, estamos pensando hacer actividades en su memoria”, concluye Chavajay. (guía espiritual) destacó que el conocimiento de Lisandro “está ya regado por todo el mundo y vivirá para siempre”. Amigos, familiares y personalidades del gremio artístico asistieron al funeral de Guarcax, que se realizó en la comunidad el Tablón, Sololá.