Por Siglo 21.
Originario de Feliciano Pop es un Josol Ala’s (escultor) de
tiempo completo desde 1950. Sus obras en piedra pómez reflejan una pureza
envidiable y están expuestas en la 19 Bienal de Arte Paiz.
Las imágenes que esculpe Feliciano Pop son de lo más
diverso: una pareja de pájaros besándose, un quetzal sobre una pelota de
futbol, un rostro críptico que representa a Rafael Álvarez Ovalle (autor del
Himno Nacional de Guatemala), el trono de San Pedro Apóstol (patrono de San
Pedro La Laguna, Sololá, su pueblo natal), pájaros, coyotes, peces, personas,
reyes, reinas, tecomates, cruces, naguales, santos, vírgenes y máscaras
ceremoniales.
Su casa es su museo. Entrar ahí es una experiencia casi
mística, es imposible contar cuántas piezas penden del techo y se apilan en
muebles y paredes. “Todo esto es la riqueza que me ha dado Dios”, afirma
Feliciano, señalando su obra de toda la vida. Una obra extensa, un oficio que
ha desempeñado todos los días de su ya larga vida. Nacido en 1929, ha visto
mucho y su sabiduría inspira respeto, pese a que su personalidad es sencilla y
sin pretensiones. “Actualmente hay mucha maldad. Lo que verdaderamente tiene
sentido en la vida es valorar a nuestros hijos, educarlos y orientarlos
espiritualmente. No vendamos nuestra alma ni nuestra dignidad. Dejemos todo lo
perverso y vayamos juntos a una nueva generación”, reflexiona al comparar la
situación actual con la que conoció en su niñez.
“Don Feliciano es un viejo muy respetado a nivel del pueblo
tz´utujil. Es muy polifacético, ya que no solo es escultor sino político (fue
alcalde de San Pedro La Laguna) y se dedica a conservar y rescatar tradiciones
como el Baile de Tekún”, afirma el artista Benvenuto Chavajay. “Lo interesante
de él es que cada una de sus obras está basada en un recuerdo de su niñez, cada
figura tiene una historia, no es que simplemente disponga esculpir cualquier
cosa: todo tiene una razón de ser con él”, explica.
El idioma de las piedras
Desde niño, Pop sintió el llamado de la escultura y decidió utilizar la piedra
pómez, no solo por su disponibilidad sino por su poca resistencia a ser
trabajada, aunque también utiliza madera y cuanto material le parezca
interesante: incluso una semilla de mango se convierte en una escultura luego
de pasar por sus manos.
Su mirada artística es distinta porque él no se considera
escultor. Se podría decir que su obra en algo casi poético, porque esculpe lo
que ve en la piedra y sigue los dictados de esta.
En sus palabras, cada piedra viene predestinada a
convertirse en algo específico. “La imagen que se obtiene depende de cada
piedra. La piedra me habla, me guía y me dicta la forma que va a tener. Yo solo
le quito lo que le sobra”, explica sobre su técnica, pura y no contaminada con
ideas occidentales sobre lo que debe ser la escultura. Los cánones académicos
no lo han influenciado en absoluto y eso es lo interesante de su obra: la
pureza de su visión.
Pop en la Bienal Paiz
Feliciano Pop no es un artista que busque participar en exposiciones ni encajar
en los cánones vigentes. Su inclusión en la Bienal Paiz surgió a raíz de una
iniciativa de Chavajay, también originario de San Pedro La Laguna y quien desde
niño ha tenido contacto con su obra. De hecho, las piezas expuestas forman
parte de la colección personal de Chavajay, que a través de los años ha ido
adquiriendo en sus visitas al maestro.
“Cuando yo estaba pequeñito, vivía casi a cinco casas de él.
Desde ese tiempo hay un diálogo con él; yo vi esas piedras, esos troncos que él
ha trabajado”, afirma Chavajay.
Es la primera vez que Feliciano participa en una exposición
grande. Es también la primera vez que una buena cantidad de obras suyas son
expuestas en la ciudad capital y este año se filmó el documental Josol Ala’s
(El escultor), una colaboración entre la Embajada de Noruega en Guatemala, el
Colectivo Ri Ak’u’x, el Centro Cultural Sotz’il Jay, Jaguar Producciones y el
proyecto CREA, de la Dirección General de las Artes del Ministerio de Cultura y
Deportes, que también imprimió un calendario con imágenes de su obra.
Para Feliciano, esto es motivo de alegría y satisfacción personal pero no
abandona su sencillez. “Debemos apoyar a la gente buena y a los buenos
artistas, que son directamente enviados por Dios”, comenta con su sabiduría de
anciano. “Los entendidos en el arte traen paz a su pueblo natal”.
Asista para conocer la obra escultórica de Feliciano Pop,
visite la exposición montada como parte de la 19 Bienal de Arte Paiz, en los
salones anexos de Artecentro, 9a. avenida y 8a. calle de la zona 1.
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