jueves, 3 de febrero de 2011

No olvidamos

Por Juan José Hurtado Paz y Paz

Pareciera necedad recordar año con año la masacre cometida por las fuerzas represivas del Estado contra 37 personas, hecho ocurrido el 31 de enero de 1980 en la Embajada de España en Guatemala. Pero no podemos ni queremos olvidar a nuestras heroínas y héroes asesinados vilmente. No podemos ni debemos dejar de recordarles, pues sólo si olvidamos, nuestras hermanas y hermanos masacrados morirán definitivamente. Tampoco queremos olvidar pues, en su mayoría, fueron compañeras y compañeros de lucha a los que nos sentimos vitalmente unidos.
Las y los sobrevivientes de la gesta libertaria de finales del Siglo XX en Guatemala y las nuevas generaciones tenemos una deuda muy profunda con quienes nos antecedieron. Sin ellas y ellos no estaríamos aquí y lo que tenemos, limitado y con todos sus defectos, es también resultado de sus vidas y luchas. Por eso, les estamos profundamente agradecidos.
La Memoria Histórica es algo que debemos cultivar para reforzar nuestras raíces, entendernos ahora y cultivar nuestros sueños; porque seguimos vivos, perpetuando su vida a través de nosotros y las generaciones que vendrán. Tenemos el deber de contribuir a que las nuevas generaciones conozcan el pasado, desarrollen su sensibilidad y conciencia, y se comprometan a hacer algo por ellos mismos y los demás.
Recordar además es necesario porque la Masacre en la Embajada de España es un crimen que sigue impune. La Justicia no ha llegado a Guatemala y los militares asesinos, que sirviéndose a sí mismos y a los grandes poderes económicos, cometieron atrocidades difíciles de creer, siguen libres, incluso aspirando a ser presidentes y funcionarios públicos, o muriendo por muerte natural.
La Masacre en la Embajada de España no fue un hecho único o aislado; es un eslabón en la Estrategia Contrainsurgente del ejército de Guatemala. La Comisión de Esclarecimiento Histórico documentó 669 casos de masacre durante la Guerra Interna en el país, de las cuales se demostró que el 91% son responsabilidad de fuerzas del Estado. La lista de los muertos del Pueblo en este período no son solo 37 o 40, sino que sobrepasan los 150,000. Entonces, para ser justos, debemos recordarles a todas y todos.
Pero hoy, 31 de enero, recordamos a los masacrados, en su mayoría nuestras compañeras y compañeros de organizaciones populares, Mayas y mestizos, mujeres y hombres, ancianos y jóvenes, campesinos, obreros, pobladores, cristianos y estudiantes, que el fuego utilizado por criminales literalmente fundió en esta lucha por alcanzar un buen vivir.


Lloramos a nuestras y nuestros muertos, sí, porque tenemos corazón y no deja de dolernos que nos los hayan quitado, así como sigue doliendo tan profundamente a esta Patria la pérdida de tantas personas que pudieran haber aportado muchísimo a la construcción de un mejor país. Su ausencia nos es muy sensible.
Pero estamos aquí sobre todo para celebrar la vida de quienes son ejemplo de indignación ante las injusticias, de decisión y valentía en sus actos, de compromiso para llegar hasta las últimas consecuencias. Personas como ellas y ellos nos hacen tanta falta y nos siguen inspirando para continuar haciendo algo por la vida.

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