lunes, 20 de octubre de 2014

Ondulante


Por Maurice Echeverría

Contrapoder


Arquitecto, fotógrafo. Sus imágenes vienen a ser rostros y retratos,  indígenas, también muchos niños, pero asimísmo iglesias, escenas propias del país, varias de ellas rurales. Hemos visto algunas fotos suyas con vocación de horizonte: se espacializan, se elongan a los lados: una calle parejamente antigüeña, un cementerio cromatizado, una playa con su respectiva sombrilla vibrando en rojo (Mazariegos combina a menudo el blanco y negro con el color). También pics de artistas en vivo, Alux Nahual, Magda Angélica...
En la Fotosíntesis de esta semana, vemos un momento del dignísimo grupo Sotz´il. La técnica que eligió Mazariegos da un efecto dinámico, ondulante, que empapa la imagen, y en vez de cercenar o congelar el movimiento, lo que hace es introducirlo a la foto. El danzante/pájaro –gran ojo rojo– está rodeado por un contexto fluido y azuloso, una cadencia visual que olea y sobrecoge el suelo mismo. Es una escena desnuda, ritual, visionaria y primigenia.
El baile étnico tradicional maya nos ha legado y nos sigue legando momentos emplumados, verbenas de color, llamas vivas salidas de lo más verde, sonidos y sones que inundan solemnemente el escenario como un sol o una sombra germinada, aire de incienso escapando cual doncella al cielo, glifo liberado que ahora cocea. ¡Qué riqueza! ¡Qué gran drama, por Dios!
El grupo artístico Sotz´il (surgido en 2001) contribuye con perpetuar creativamente esta herencia, este lenguaje mitocósmico, con sus metáforas esenciales y extrañas. ¡Danza y vuelo nacido de la semilla, teatro en las copas de los árboles! Oigamos ya los cantos y percusiones incesantes, las melodías en el pico de una golondrina oscura, la yerba ronca de las caracolas, los gritos desgarrando la noche ceremonial, el líquido cayendo, sonido de flauta inframundana... Sigamos la trama de estos personajes circulares, persiguiéndose, cortando el espacio ancestral, entre los carbones de la memoria sin principio, con sus trajes de leyenda, sus tremendas máscaras viscerales, oh calaca oh perro oh luna entre nosotros, la piel caliente tatuada por un murciélago, los saltos cubriendo el infinito… No hay sino un universo de ofrenda y de batalla, militancia perpetua en nombre de la sangre derramada, batalla desde el ombligo de los elementos...
¡Qué riqueza! ¡Qué drama! 

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