miércoles, 13 de abril de 2011

Sotz'il, los murciélagos de Sololá [2010]

Por Oswaldo J. Hernández


Oswaldo J. Hernández se introduce en la cosmovisión maya kaqchikel y encuentra a un grupo de teatro y danza capaz de rescatar los valores de sus ancestros desde una perspectiva contemporánea.


Cientos de estudiantes empiezan a buscar una butaca que ocupar en el interior del Teatro de Bellas Artes, en la zona 1. Es una marea enorme de uniformes que arrastra a quien esté desprevenido (el policía de la puerta se está reincorporando). Todos han llegado obligados pero felices de no recibir clases. Del tsunami preadolescente resalta una voz. “No sé, van a dar una onda del Popol Wuj”, alcanzo a escuchar. Quizá el chico de camisa blanca y pantalón azul no encuentra las palabras para repetir lo que decía la nota de permiso que ha autorizado su llegada al teatro: “Ajchowen, del grupo de teatro Sotz’il, es una obra de danza y música basada en el Popol Wuj que narra las aventuras de Jun B’atz’ (primer hilo del tiempo) y Jun Ch’owen (primer sonido), que en la cosmovisión maya son considerados los creadores de las artes”.
El gran bullicio de estudiantes toma asiento y se calma segundos después de la anunciada “tercera llamada”. Se cierran las puertas de acceso, las luces se apagan y sobre el escenario aparece la abuela Ixmukane’. Con los reflectores sobre ella, absorbe la atención de todos con su caminata particular, su traje y su máscara. Habla en idioma kaqchikel y aun así son comprensibles los gestos y sus movimientos. Luego, de entre una escenografía de tapetes, frutas, máscaras, musgo e instrumentos musicales... va apareciendo todo el repertorio del grupo de danza, música y teatro Sotz’il.
Sotz’il ha venido desde Sololá a la capital, únicamente por una semana, para una temporada de presentaciones estudiantiles. Es un miércoles de abril y el teatro está a más no poder. Pronto, el grupo dancístico dejará nuevamente Sololá, para presentarse en Antigua Guatemala (lea Xajoj Q’ojom).
Mientras aparecen los personajes de Jun B’atz’ y Jun Ch’owen en el escenario, todo es silencio en las butacas; aun así, hay tanto que decir del grupo que interpreta el IV capítulo del Popol Wuj en las tablas del Teatro Bellas Artes.

Desde los anales kaqchikeles
Existe en la aldea El Tablón, Sololá, toda la descendencia de Gagavitz y Zactecahu, los primeros abuelos kaqchikeles que recibieron en Iximché el fuego, como símbolo de la sabiduría por parte del dios murciélago, Tzotziha Chamalcan.
A 12 eras de la conformación de Ajposotzil jay (la casa de los murciélagos), la gente de Sololá guarda enorme respeto por el Sotz’il (murciélago): lo lucen en sus chaquetas, en su imaginario, en la cultura, en su teatro, la música y la danza. Todo.
Una vez finalizada la puesta en escena y después de que los estudiantes despejen la sala teatral, el productor de Sotz’il, Leonardo Lisandro Guarcax González, apostillará con gran coherencia: “Adoptamos un nombre a manera de encajar nuestro pueblo dentro de los lenguajes culturales. Uno que representara con respeto nuestras raíces. Cuando nuestros abuelos existieron –Gagavitz y Zactecahu– dejaron estas palabras en el Memorial de Sololá: Y poniéndonos en pie, llegamos a las puertas de Tulán. Sólo un murciélago guardaba las puertas de Tulán. Y allí fuimos engendrados y dados a luz (nosotros los kaqchikeles); allí pagamos el tributo en la oscuridad y en la noche ¡oh, hijos nuestros!”.
Hace un tiempo, a inicios de los años 90, Sotz’il decidió embarcarse en la danza y la música con un objetivo: “Jamás avergonzar a los abuelos ni a la comunidad”.
Fue un proceso un poco lento, se necesitaba formación para levantar este tipo de proyecto. Primero fue optar por la marimba (el sonido). Un abuelo de El Tablón fue el encargado de transmitir el conocimiento al recién iniciado grupo. Pero al platicar con más abuelos, encontraron nuevos elementos (pitos, flautas, ocarinas, códices) para encauzar un arte más representativo, un sonido en movimiento: la representación de las historias ancestrales acompañadas por la música.
Para dicha labor, dice Guarcax, hubo que actuar de un modo solemne. Él explica lo que deseaba el conjunto al resaltar el respeto: “Nunca convertir nuestro arte en un folclor. La única forma de que nuestra propuesta no sea folclorizada es construirla a partir de un sentido político”. Pero al hablar de política, Sotz’il lo haría desde la percepción de la cosmovisión maya. “Sólo así es posible la reivindicación de la cultura original a través del arte”, indica el productor.
La primera danza construida por Sotz’il no sería puesta en escena en un teatro. No era posible. Había que presentarla ante el círculo de ancianos de Sololá. “No se pueden transgredir algunos aspectos de la cosmovisión ancestral. Con la propuesta, ellos –los ancianos–, realizaron correcciones, afinaron detalles y estuvieron contentos de nosotros, de Sotz’il”.

El escenario político
De la danza, la próxima evolución del grupo significaba adaptar la cultura maya al teatro. “Muchas veces la visión política de nuestros pueblos se queda únicamente en los concejos de nuestros líderes, no llega a toda la república. Nuestra intención con el teatro era más por allí, representar las cosas trascendentales para nuestras comunidades”, expresa Guarcax.
Aún faltaba, sin embargo, la figura que guiara el proceso dramatúrgico.
En una de las butacas posteriores del teatro, mientras observo un nuevo acto de Ajchowen (en el escenario: Jun Ajpu’ e Ixb’alamkej han emprendido la cacería de un venado) se encuentra Víctor Barillas, director de la obra, y también, el elemento que Sotz’il necesitaba para introducirse al teatro.
Pronto me dirigiré a él con varias preguntas, la grabadora registrará su voz honda comentando: “Para Sotzt’il, la manera de hacer teatro es distinta. Cuando llegué a platicar con el grupo, fue como un punto de inflexión; tuve que quitarme de alguna manera todo el conocimiento del teatro tradicional, hubo que desoccidentalizar el teatro para lograr presentar una dramática propia y congruente con el discurso de lo que heredaron los abuelos. Una evolución en la manera que se transmiten las tradiciones y las historias en la modalidad oral”.
Sotz’il anhela una cosa, un sentido de repercusión: “Deseamos que todos nuestros esfuerzos se traduzcan en un conocimiento del otro. Que se realice un encuentro de todas aquellas artes escénicas que representan nuestras raíces. Los garífunas, los mestizos, los xincas, todos nosotros, compartiendo”, indica Guarcax.
En Sololá, Sotz’il ha causado un fenómeno interesante. Los jóvenes de la comunidad ahora se acercan interesados por conocer su trasfondo histórico, lo hacen al absorber la música y la danza. Guarcax lo explica de esta forma: “A veces se nos pregunta ‘¿Así era cómo bailaban los antiguos mayas?’, la respuesta es no. Somos mayas, pero nuestra danza se ubica en la duodécima era de nuestro calendario. Nuestra danza es maya, respeta mucho los elementos de nuestra cultura, pero no se puede comparar con otro tiempo y otro espacio”.
De regreso la vista hacia el escenario, Jun B’atz’ y Jun Ch’owen están atorados en un árbol. Tratan de bajar pero les resulta imposible encontrar la manera. La audiencia se inmuta. Es casi el gran final.
La abuela Ixmukane’ suelta carcajadas ante lo que acontece a su alrededor. Los creadores de las artes se han transformado en monos. Jun Ajpu’ e Ixb’alamkej, los gemelos, han triunfado sobre sus hermanos... Es entonces cuando las luces de todo el teatro se encienden, se levantan los estudiantes de sus butacas, se abren la puertas hacia la calle. Todo Sotz’il regresa al escenario. Los aplausos, las ovaciones y las reverencias...
“Nuestros ancestros deben estar contentos”, piensa Guarcax desde el escenario.
Ha valido el esfuerzo.

Recuadros:
  • XAJOJ Q'OJOM “Cada segundo agoniza nuestra Madre Tierra, nuestros abuelos y abuelas esperan sedientos para que sus hijos e hijas, nietos y nietas retomemos la energía de la armonía del pueblo maya”. Con esta breve introducción, Sotz’il presentará las melodías de su primer disco, Jom Kamasotz’, interpretadas con instrumentos ancestrales mayas que han sido reproducidos por el grupo tras años de investigación y documentación.
    Xajoj Q’ojom se presentará el sábado 8 de mayo, a las 4 p.m., en el atrio del Centro de Formación de la Cooperación Española. La entrada es libre. Visite aecid-cf.org.gt.
    Los instrumentos utilizados son Sub’aq (pito), Xul (ocarinas de barro), Ko’ol q’ojom (tambor), Q’ojom (marimba), Kayab’ kök (caparazón de tortuga), Xiwak (caracolas), Soch (chinchines), Aj (pitos de caña), Tun tunkul (tambor de un sólo parche), palo soñador y el raspador.
  • RAICES KAQCHIKELES Sotz’il trabaja en la recuperación de las raíces culturales maya kaqchikel pormedio de la investigación y el fomento de la música y danza prehispánica. El grupo está compuesto por los residentes de El Tablón, Sololá: Gilberto Guarcax González, Carlos Dany Guarcax Cuc, César Augusto Chopén Guarcax, Leonardo Guarcax González, Joselino Guarcax Yaxón, Daniel Fernando Guarcax González y el director, Víctor Manuel Barillas Crispín.
    En su repertorio pueden mencionarse las obras de teatro Kaji’ Imox y Ajchowen (el artista) y las danzas Jun Ajpu’ e Ixb’alamkej y La danza de los Nawales, con la cual se presentaron en Francia (con sala llena y ovación de pie de 15 minutos) en diciembre de 2008. Se han presentado también en Venezuela y Costa Rica.
    Sotz’il está reafirmando su condición institucional. Además, pretende realizar cortometrajes orientados a la difusión de los contextos kaqchikeles y su espiritualidad.


     
  • EN POCAS PALABRAS Guatemala 
    “Guatemala, corazón de la Tierra de los mayas. Sus árboles y sus cerros, sus ríos y su cielo guardan los cantos, los susurros y las palabras a través de las cuales se ha transmitido a lo largo del tiempo la sabiduría ancestral de nuestros abuelos y nuestras abuelas mayas”. Baktún 12 “La duodécima era es importante para el pueblo maya. El mundo no nos debe ver como una cultura estancada; fue una repercusión de la conquista, pero estamos vivos y en constante evolución. Somos los mayas de la era contemporánea”. Sobre el escenario “Es una fusión de música, danza, espiritualidad, historia, tejidos, instrumentos musicales prehispánicos y movimientos ancestrales de origen maya kaqchikel”.

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